Siguiendo alguna clase de impulso que no sea tal. Sino algo que me guíe pero no por efusivo, sino por venir sereno y contundente de algún lado.
Cuando vuelva la mirada probablemente no estés y yo tenga que aceptar que eso es así, que lo único permanente es el cambio, y que si no estás, si no estoy, si no estamos, nada es diferente... Aparente desidia que es, en realidad, la felicidad del momento de hoy. No te recuerdo ayer, menos añorarte mañana. El ahora me ofrece vino, mate, agua helada y quizás, un descanso. Lo tomo y lo disfruto. No necesito nada mas.
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